Este 18 de Septiembre lo celebramos en Tongoy y, curiosa y contrariamente a todo pronóstico, este año el pueblo recibió a muy poca gente. Pero en lo que a mi respecta, mejor aún! Tongoy deja el Salón de la Fama y vuelve a ser ese pueblito típico y parecido al imaginario que tenemos todos de Macondo, de la novela de 100 años de Soledad de García-Marquez.
Nos tocaron un par de días muy soleados, en los cuales aprovechamos de pasear por el pueblo, la playa y la feria... y a falta de un buen asado, este año reinaron los mariscos (que a mi en realidad no me gustan para nada, pero hice el esfuerzo con una machas a la parmesana), la clásica empanada frita camarón-queso y el infaltable Pastel de Jaiba (mi favorito!).
Volver a Santiago nunca es fácil, pero se llega con ese gustito a verano, el olor a las flores y el espíritu estival característico de la fecha. Y como dice mi mamá, "de las empanadas al pan de Pascua!"...así que con mucho ánimo para estos meses restantes del año que siempre se pasan volando!
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